Los metales preciosos han sido algunas de las materias primas duras más populares para comerciar desde la década de 1970. Además del comercio de divisas, comerciar y especular con oro, plata y otros metales preciosos es una forma popular en todo el mundo de protegerse y administrar riesgos durante tiempos de alta inflación o durante tensiones económicas o políticas globales.

Además de ser un paraíso seguro, uno de los principales propósitos de negociar futuros de metales preciosos es la gestión de riesgos, ya que los compradores y vendedores de contratos pueden fijar precios o tasas por adelantado para futuras transacciones. Pueden protegerse contra movimientos de precios drásticos o repentinos que puedan causar mayores pérdidas. El precio de los derivados de futuros de oro y plata proviene del rendimiento del activo subyacente para ese contrato futuro en particular.

Los metales preciosos se pueden negociar en ambas direcciones. Si se espera que el precio de un metal suba, los operadores pueden ingresar comprando un contrato de futuros y salir de la operación vendiéndolo. Del mismo modo, si hay una anticipación de un movimiento a la baja, los operadores pueden ingresar un contrato de futuros de venta y salir de la operación comprando este contrato nuevamente.